sábado, 7 de julio de 2007

“Por una persona se pueden poner en contra de todo un pueblo”

Candelario Cabana tiene 31 años y terminó con el iris roto luego de que una bala de goma de la Infantería lo impactara en la represión que sufrió junto a otros 150 manifestantes de Santa Victoria Oeste el miércoles pasado. Una pregunta ronda en su cabeza, y es que no entiende como un Gobierno "por una persona, puede ponerse en contra de todo un pueblo".

El problema con Dante Báez comenzó cuando él junto a su tío, Alcides Ontiveros, hacían política en el pueblo. "El (Báez) nos mintió y no lo queremos más por acá", contó Candelario al indicar que, tras una conversación mantenida con Báez, este les dijo que no se iba a ir de su actual puesto de director normalizador, dispuesto por una resolución ministerial. "Por qué tengo que mandar a mis hijos a un lugar en donde dan un folleto del día de la lealtad peronista con el nombre de Walter Wayar", preguntó al aseverar que la intención de Báez es consolidar la planta política de los Ontiveros en Santa Victoria, donde mandaron por 20 años. Los problemas se agudizan. "Esto puede llegar más allá y la gente está decidida", contó Candelario a Nuevo Diario mientras esperaba sacarse una radiografía del ojo.Pero la negativa de trasladar a Báez del colegio de Santa Victoria parece ser una decisión política en la que no se dará marcha atrás. El senador de Santa Victoria, Benigno Vargas, presentó el martes una nueva nota a la ministra de Educación, María Ester Altube, en la que indicó que ante la falta de solución desde esa cartera a la situación planteada en el pueblo por la designación de Báez se reiniciaron este año las protestas. Vargas especificó a Altube que las manifestaciones tuvieron como respuesta "la represión ilegal" de Infantería. El senador exigió una pronta solución. Ese día cursó también una nota al secretario de Seguridad, Gustavo Ferraris, para que cesen las acciones represivas. La respuesta a las notas presentadas el martes fue más represión. El miércoles, mujeres embarazadas y niños sufrieron impactos de balas de goma y un bebé de un año y ocho meses terminó intoxicado con gases lacrimógenos. Ante la actitud ofensiva e inentendible de Infantería, la comunidad planteó a la Policía una tregua y su derecho de manifestación tuvo un límite: que protesten a 100 metros del colegio secundario. En ese punto hay un cerco formado por los efectivos de Infantería que se encuentran armados con gases, bastones, escudos, y armas de fogueo para proteger la designación de Báez.

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