sábado, 7 de julio de 2007

La rebelión de Santa Victoria Oeste

Enviado a Santa Victoria Oeste (Informe Especial). Está ubicado en medio de un paisaje de alta montaña. Se asienta a 2.640 metros de altura sobre nivel del mar. Para llegar a él, hay que pasar por Jujuy y sortear un peligroso camino sinuoso de precipicio. Razón de sobra para la inaccesibilidad de los funcionarios "Golden Boys" del gobierno de turno. Santa Victoria Oeste sufre el olvido como otros tantos pueblos alejados de la turística capital salteña. Es como el ahijado pobre, abandonado y hasta maltratado del romerismo. Tras décadas de feudalismo político, sus habitantes sufren situaciones inhumanas. Existe total abandono en atención a la salud, educación y sobre todo en inversiones de infraestructura vial. Esta tierra generosa en paisaje vive hoy, como contraste, un desolador panorama de estancamiento social.

Santa Victoria Oeste es un pueblo salteño cabecera de tres municipios que sin duda sirve para los intereses particulares del poder. Primero lo dominó la familia Ovando y hasta hace poco la familia Ontiveros. Clan este último que se constituyó en un estrecho aliado del romerismo.
Por estos días están sucediendo cosas por las que el pueblo se convirtió en noticia provincial y navional. Sus pobladores se rebelaron contra el sistema de injusticia económica y política que los oprime.
En forma mayoritaria, mediante sucesivos diversos actos públicos, esta comunidad está diciendo ¡"basta"1 y haciéndose escuchar por los gobernantes de turno.
Su gente vivió más de veinte años de sumisión y olvido, hasta que retomaron en el 2003 sus derechos sociales de la mano del intendente Faustino Peloc, un referente del Partido para la Victoria.
Este hombre humilde surgido de las entrañas del pueblo está hace tres años al frente de la municipalidad. No solo enfrentó para llevar adelante su gestión a la poderosa estrucutra de Romero, a la familia de Alcides Ontiveros y a sus propios partidarios, sino también a las contingencias meteorológicas naturales como inundaciones, aislamiento, crecidas, caídas de puentes, roturas de puentes colgantes.

Ontiveros y Vilariño

Este frente de intereses políticos tiene como rehenes a los pobladores. De eso se encarga bien el ex intendente Alcides Ontiveros. Tras 20 años de desidia y enriquecimiento tiene la orden de cumplir con el mandato romerista: recuperar el poder.
Con este fin Ontiveros y su séquito de punteros políticos pone todo tipo de trabas al actual intendente para opacar su mandato y recuperar así el dominio municipal a ultranza. No les importa si en esta lucha política, las víctimas son ancianos, mujeres o niños.
A todo esto hay que sumar también la denuncia contra sus propios representantes legislativos en la capital salteña del Partido para la Victoria, como el renombrado Antonio Vilariño, a quien el intendente Peloc lo señaló como uno de los culpables de la desidia en la que caen los representantes del pueblo en sus obligaciones de trabajar para la comunidad que lo ha elegido.
La revolución del agua

En la nueva gestión municipal la gente cuenta con el apoyo de los proyectos sociales de ayuda de parte del padre Fernando Beriain de la Orden Religiosa Claretiana de la Prelatura de Humahuaca, dirigida por Monseñor Pedro Olmedo.
Gracias a gestiones de créditos en España a través de la Prelatura Claretiana, se abrieron caminos y se produjo en el lugar una verdadera "revolución del agua", tras contruir una red comunitaria de agua filtrada para el 95% de la poblacion.

Aun cuando los padres de la parroquia Santiago Apóstol de S.V.O. están guiados por misma finalidad social que impulsa al padre Jesús Olmedo, el oficialismo los acusó judicialmente y a través de El Tribuno los tilda de "sacerdotes de la discordia", que trabajan bajo intereses políticos.
Pero el pueblo salió a la calle a defender sus obras y también para apoyar al intendente. Ahora su gente lucha por sus derechos y protesta, pero también debe soportar los embates y las "chicanas" políticas del gobierno romerista salteño.
Desde el 2003 llevan la pesada cruz política contraria que hoy está costando a la sociedad varias víctimas. La carencia se agudiza, la infraestructura vial se debilita y en ese marco, las contigencias climáticas generan varios muertos de parte de la población.
Un pueblo en extinción

Como lugar turístico Santa Victoria Oeste muestra su paisaje imponente con una cadena montañosa que se pierde en el horizonte. Es una región cálida, húmeda, rica en cultivos. Pero sus pobladores viven sin las condiciones mínimas de subsistencia o están sumergidos en el estancamiento. Si no hay una reacción política a tiempo no tienen futuro. El pueblo con sus habitantes están en riesgo de extinción.

El motivo no es otro que la carencia de caminos, sendas, puentes carreteros, pasarelas; una infraestructura vial que les permita desplazarse por las enormes serranías donde están sus ranchos con sus cultivos, o sus parcelas en declive que ellos llaman "puestos", lugares donde pastan sus vacas o cabras.
La necesidad de una mejor calidad de vida personal puede convertirse en una tragedia familiar. Los lugareños para extraer los frutos de un trabajo de todo un año, deben sortear la altura de una o más montañas, caminar decenas de kilómetros, cruzar con sus hijos o animales por peligrosos ríos crecidos en el verano.
En estos últimos dos meses, a raíz de las lluvias y crecidas, unas 600 familias quedaron prácticamente aisladas por caídas de puentes, pasarelas destruidas por las crecientes, y porque no pueden cruzar los ríos que bajan furiosos de las altas montañas.

Gobierno vs. pobladores
El gobierno de la Provincia parece tener solo un enemigo visible en esta zona: los diez mil habitantes de S.V.O. Por razones políticas partidarias se niega dar cumplimiento a sus obligaciones administrativas
A esto se suma la necedad de la poderosa familia Ontiveros, que por sus relaciones carnales con Romero pone todo tipo de "chicanas" económicas e intenta bloquear todo tipo de ayuda. Esta lucha partidista y de pode, está llegando a límites inhumanos.
De un tiempo a esta parte en el hospital del pueblo existen registros de varias muertes de personas que fueron arrastrados por la corriente o por falta atención médica.
La gente para poder subsistir corre todo tipo de peligros en su afán de trasladarse de sus casas al pueblo a comprar sus víveres o vender sus cosechas o animales.
Los niños de S.V.O. no tienen privilegio alguno en este gobierno justicialista. Viven privados de sus derechos esenciales, como crecer con un mínimo de control médico, alimentarse correctamente y recibir una educación adecuada.
Ausencia de calidad educativa
La región registra una veintena de establecimientos educativos en los distintos parajes. Más de la mitad son escuelas ranchos, aunque el gobierno sigue insistiendo que están erradicadas de Salta.
La maestras no cuentan con cocinas adecuadas, sus clases se imparten en derruidas piezas como aulas. Los directivos reciben solo 0,60 centavos por chico para el almuerzo y la merienda, y para colmo los pagos mensuales vienen con retrasos.
No existe la calidad educativa de la que tanto se habla en el gobierno provincial. Las clases están impartidas, en algunos casos por unas pocas maestras, y en muchos otros casos con una sola maestra que se da maña para atender cada día a grados diferentes del EGB o la escuela primaria.

Este es el derruido panorama social registrado por periodistas de Salta y Buenos Aires luego de pasar tres días recorriendo los distintos parajes a los que tuvimos que acceder, en varios casos, caminando para recibir las denuncias y testimonios de los pobladores. (En Salta Libre publicaremos más notas a partir de estos testimonios y de nuestra expreriencia directa en la zona)
¿Cómo llegar?
La única forma que existe para llegar al departamento que pertenece a la Provincia de Salta es a través de Jujuy. En vehículo se puede hacer en dos etapas (recomendable). La primera por la Ruta 9 hacia La Quiaca, Jujuy. Al otro día, temprano, se toma el camino en dirección a Yavi, que son otras unas cuatro horas (a unos 50 Km/hora) para hacer doscientos kilómetros hasta llegar al pueblo.
El camino es de tierra, estrecho y sinuoso en cornisa. La zona es de alta montaña, cerros voluptuosos y multiformes. El paisaje es ecléctico y por momentos mágico. Ideal para un safari fotográfico.
El panorama va de un desolado altiplano puneño, adornado de vicuñas salvajes, llamas y cactus, hasta una cadena grandiosa de altas serranías verdes de formas majestuosas; algunas incluso llegan a tocar las nubes.
Al contrario de lo que muchos suponen, la temperatura es semi-tropical, con un verano caluroso, húmedo y agradable, nada extremo. En realidad el clima no difiere mucho al de la capital salteña.
Diez mil habitantes
Un cartel que recibe a los pocos visitantes en el pueblo, dice: "Santa Victoria Oeste, 2.640 metros de altura sobre nivel del mar. Pueblo cabecera integrado por tres municipios: Santa Victoria Oeste 2236 KM2; Nazareno 584 Km2 y Los Toldos 1120 Km2. Limitado al Norte con San Ramón de la Nueva Orán y la república de Bolivia; departamento de Iruya al Sur; y la provincia de Jujuy al Oeste".


Santa Victoria Oeste fue fundado en 1803, en la confluencia del Río Acoyte y Huerta. Sus habitantes se dedican a la agricultura, minería, alfarería y tejidos. El cartel dice que viven en esta región unas 10 mil personas, pero los pobladores creen que ahora los residentes son mucho menos. Los más jóvenes ante la falta de condiciones mínimas para subsistir emigran. Asi poco a poco, Santa Victoria Oeste se va convirtiendo en un pueblo de ancianos.

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