Enviado a Santa Victoria Oeste (Informe Especial). Está ubicado en medio de un paisaje de alta montaña. Se asienta a 2.640 metros de altura sobre nivel del mar. Para llegar a él, hay que pasar por Jujuy y sortear un peligroso camino sinuoso de precipicio. Razón de sobra para la inaccesibilidad de los funcionarios "Golden Boys" del gobierno de turno. Santa Victoria Oeste sufre el olvido como otros tantos pueblos alejados de la turística capital salteña. Es como el ahijado pobre, abandonado y hasta maltratado del romerismo. Tras décadas de feudalismo político, sus habitantes sufren situaciones inhumanas. Existe total abandono en atención a la salud, educación y sobre todo en inversiones de infraestructura vial. Esta tierra generosa en paisaje vive hoy, como contraste, un desolador panorama de estancamiento social.
Santa Victoria Oeste es un pueblo salteño cabecera de tres municipios que sin duda sirve para los intereses particulares del poder. Primero lo dominó la familia Ovando y hasta hace poco la familia Ontiveros. Clan este último que se constituyó en un estrecho aliado del romerismo.
Por estos días están sucediendo cosas por las que el pueblo se convirtió en noticia provincial y navional. Sus pobladores se rebelaron contra el sistema de injusticia económica y política que los oprime.
En forma mayoritaria, mediante sucesivos diversos actos públicos, esta comunidad está diciendo ¡"basta"1 y haciéndose escuchar por los gobernantes de turno.
Su gente vivió más de veinte años de sumisión y olvido, hasta que retomaron en el 2003 sus derechos sociales de la mano del intendente Faustino Peloc, un referente del Partido para la Victoria.
Este hombre humilde surgido de las entrañas del pueblo está hace tres años al frente de la municipalidad. No solo enfrentó para llevar adelante su gestión a la poderosa estrucutra de Romero, a la familia de Alcides Ontiveros y a sus propios partidarios, sino también a las contingencias meteorológicas naturales como inundaciones, aislamiento, crecidas, caídas de puentes, roturas de puentes colgantes.
Este frente de intereses políticos tiene como rehenes a los pobladores. De eso se encarga bien el ex intendente Alcides Ontiveros. Tras 20 años de desidia y enriquecimiento tiene la orden de cumplir con el mandato romerista: recuperar el poder.
Con este fin Ontiveros y su séquito de punteros políticos pone todo tipo de trabas al actual intendente para opacar su mandato y recuperar así el dominio municipal a ultranza. No les importa si en esta lucha política, las víctimas son ancianos, mujeres o niños.
A todo esto hay que sumar también la denuncia contra sus propios representantes legislativos en la capital salteña del Partido para la Victoria, como el renombrado Antonio Vilariño, a quien el intendente Peloc lo señaló como uno de los culpables de la desidia en la que caen los representantes del pueblo en sus obligaciones de trabajar para la comunidad que lo ha elegido.
Gracias a gestiones de créditos en España a través de la Prelatura Claretiana, se abrieron caminos y se produjo en el lugar una verdadera "revolución del agua", tras contruir una red comunitaria de agua filtrada para el 95% de la poblacion.
Pero el pueblo salió a la calle a defender sus obras y también para apoyar al intendente. Ahora su gente lucha por sus derechos y protesta, pero también debe soportar los embates y las "chicanas" políticas del gobierno romerista salteño.
Desde el 2003 llevan la pesada cruz política contraria que hoy está costando a la sociedad varias víctimas. La carencia se agudiza, la infraestructura vial se debilita y en ese marco, las contigencias climáticas generan varios muertos de parte de la población.
La necesidad de una mejor calidad de vida personal puede convertirse en una tragedia familiar. Los lugareños para extraer los frutos de un trabajo de todo un año, deben sortear la altura de una o más montañas, caminar decenas de kilómetros, cruzar con sus hijos o animales por peligrosos ríos crecidos en el verano.
En estos últimos dos meses, a raíz de las lluvias y crecidas, unas 600 familias quedaron prácticamente aisladas por caídas de puentes, pasarelas destruidas por las crecientes, y porque no pueden cruzar los ríos que bajan furiosos de las altas montañas.
De un tiempo a esta parte en el hospital del pueblo existen registros de varias muertes de personas que fueron arrastrados por la corriente o por falta atención médica.
La gente para poder subsistir corre todo tipo de peligros en su afán de trasladarse de sus casas al pueblo a comprar sus víveres o vender sus cosechas o animales.
Los niños de S.V.O. no tienen privilegio alguno en este gobierno justicialista. Viven privados de sus derechos esenciales, como crecer con un mínimo de control médico, alimentarse correctamente y recibir una educación adecuada.
La maestras no cuentan con cocinas adecuadas, sus clases se imparten en derruidas piezas como aulas. Los directivos reciben solo 0,60 centavos por chico para el almuerzo y la merienda, y para colmo los pagos mensuales vienen con retrasos.
El camino es de tierra, estrecho y sinuoso en cornisa. La zona es de alta montaña, cerros voluptuosos y multiformes. El paisaje es ecléctico y por momentos mágico. Ideal para un safari fotográfico.
El panorama va de un desolado altiplano puneño, adornado de vicuñas salvajes, llamas y cactus, hasta una cadena grandiosa de altas serranías verdes de formas majestuosas; algunas incluso llegan a tocar las nubes.
Al contrario de lo que muchos suponen, la temperatura es semi-tropical, con un verano caluroso, húmedo y agradable, nada extremo. En realidad el clima no difiere mucho al de la capital salteña.
Diez mil habitantes
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