sábado, 7 de julio de 2007

Escándalo por la exhibición de una película en la placita de un pueblo

Secuestraron el filme, y el cura que lo proyectó podría ser procesado.
El cura Fernando Beriaín y el periodista Marco Díaz Muñoz podrían ser procesados por "instigación a cometer delito", por exhibir una película en la placita del pueblo de Santa Victoria Oeste (a 520 kilómetros de Salta), ante unos 300 pobladores de origen kolla.El filme secuestrado por la Justicia, Insurgencia aymara, fue realizado por la Universidad de San Andrés, Bolivia, y puede ser bajado libremente de Internet. En sus 32 minutos muestra la historia del movimiento indígena en ese país."No creo que me metan preso por pasar una película frente a mi parroquia, porque no es ningún delito", dijo a Clarín el padre Beriaín (37) desde La Quiaca, en tránsito hacia la ciudad de Salta, donde lo indagará el juez de Instrucción Sergio Miranda.Santa Victoria, a 2.561 metros sobre el nivel del mar, tiene un millar de habitantes; la cifra llega a 6.500 con los que viven en los cerros vecinos, en parajes inhóspitos. Para ellos, la ciudad más importante es La Quiaca (Jujuy), pero les queda a 120 kilómetros, que se recorren entre cuatro y seis horas, por una ruta sinuosa que sube hasta los 4.500 metros.Muchos chicos caminan hasta 12 horas para cursar el secundario en el Colegio Albergue 5.066. Pero en setiembre pasado el director interino, David López, fue desplazado, tras soportar —denunció— la persecución de sus superiores cuando, en una nota que fue tapa de Clarín el 3 de diciembre de 2005, pidió un terciario para los jóvenes de Santa Victoria, porque "el 90% de los chicos no puede seguir estudiando".Fue reemplazado por Dante Báez, sobrino del ex intendente romerista Alcides Ontiveros, resistido por los padres "porque no está a la altura de otros profesores para estar en el cargo", explicó el cura. La promesa oficial de removerlo este año no fue cumplida, lo que provocó el malestar de los padres. El Gobierno prefirió enviar a la Infantería de la Policía, que ocupó la escuela. Los victoreños no olvidarán los días 6 y 7 de marzo, cuando —denunciaron— fueron reprimidos por la Policía, que los fumigó con gases lacrimógenos y les disparó a mansalva con balas de goma. Ocurrió cuando se dirigían a manifestar a las puertas de la escuela, para reclamar que se fuera Báez."Hicieron inteligencia mediante filmaciones. Yo filmé al que tomó imágenes el martes 6, cuando a los empujones los policías se llevaron por delante a las mujeres, golpeándolas con sus escudos", contó Marco Díaz Muñoz, director de la agencia de noticias Copenoa y colaborador de canales porteños. Por la noche, ya calmados los ánimos, el párroco instaló una pantalla gigante y un proyector en la placita. Alguien acercó un DVD de Insurgencia aymara."Aquí no hay diversión como en las grandes ciudades, y se juntaron unas 300 personas. Al terminar, la gente pidió ver otra. Como no teníamos otra, Marco pasó lo que había filmado por la mañana, cuando la Policía agredió a las mujeres", contó Beriaín. A las 7 de la mañana siguiente un policía lo despertó con una orden judicial para que entregara la película. Díaz Muñoz hizo una copia y se la dio. Al ver esto, los pobladores volvieron a marchar hacia el colegio. "No sabemos por qué la Policía reprimió tan fuerte, esta vez con balas de goma y gases. La gente les hizo frente a pedradas, pero era con lo único que podía defenderse", dijo el periodista. De los 29 heridos, dos corren riesgo de perder un ojo. Sin embargo, para el Gobierno "no fue represión".La violencia concluyó, no por decisión policial ni de la Secretaría de Seguridad sino por el recurso de hábeas corpus presentado por Juan Horacio Barbarán ante el juez Félix Costas, quien ordenó a la Policía el cese de la represión. Báez fue removido.

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