domingo, 23 de septiembre de 2007

¿Por qué gana Cristina?

Por Marcelo O`Connor

Los escándalos de corrupción los salpican, pierden elecciones locales en varios distritos (algunos importantes), la incipiente inflación preocupa, los economistas ortodoxos vaticinan desastres, la relación con los medios de comunicación es pésima, los periodistas de firma y peso los critican, la Iglesia los mira con desconfianza, el agro despotrica, no tienen un partido orgánico y arrecia una campaña vía Internet de chistes burlones y hasta ofensivos.

No obstante, Cristina gana y cómoda. ¿Solo porque la oposición está dividida? No; sume los votos de todo el abanico contrario y no llegan al 40% y en el remoto caso de segunda vuelta, sigue ganando. ¿Será por que el pueblo es ignorante y venal?

Puede no gustar el estilo, el afán hegemónico, cierta demagogia, la falta de claridad, los procedimientos institucionales y hasta algunas falencias éticas, pero seamos objetivos y repasemos. Se recompuso la Suprema Corte con juristas respetados e independientes; hay una política de Derechos Humanos; la política exterior puede ser errática, pero es independiente, sin "relaciones carnales" y con apertura a Latinoamérica; hay incentivos a la industria nacional, que se recupera; los índices pueden discutirse, pero hay suba del salario real y baja de la desocupación; la distribución de la riqueza sigue siendo inequitativa, pero el país creció y también el consumo, la obra pública, la construcción y las exportaciones, hasta en rubros no tradicionales. ¿Qué más se puede pedir, después del desastre?

¿Qué ofrece, en cambio, la oposición?. Carrió sólo hace un cuestionamiento ético y no de fondo. López Murphy, como ministro de Economía duró seis días: ¿cuánto podría aguantar su política de shock, sin que el país estalle?. Lavagna es solo un técnico, no un político, que además inició este plan. El resto, no existe. ¿Por qué y para qué cambiar, entonces?.El pueblo es menos tonto de lo que se cree desde la soberbia de ciertos políticos. Lo he dicho y lo repetiré: la cuestión no es que el kichnerismo sea bueno; los otros son infinitamente peores.

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